Si sientes una zona dura, tensa y dolorida en el músculo, probablemente estés lidiando con una contractura. No es nada raro; el estrés, la postura incorrecta o un entrenamiento intenso pueden hacer que las fibras musculares se acorten y no vuelvan a su longitud normal. El resultado es dolor localizado, pérdida de movilidad y, a veces, un nudo que parece no ceder.
Lo bueno es que no tienes que vivir con esa molestia. Un buen masaje puede romper ese ciclo de tensión, mejorar la circulación y devolverle al músculo su flexibilidad. Pero no cualquier masaje sirve; hay técnicas específicas que atacan la raíz del problema.
El masaje de tejido profundo es ideal para contracturas porque emplea presión lenta y firme en las capas musculares más internas. El objetivo es estirar esas fibras encogidas y liberar la presión acumulada. Si prefieres algo menos intenso, la liberación miofascial actúa sobre la fascia, esa membrana que envuelve los músculos, y ayuda a eliminar los nudos que impiden el movimiento.
Otra opción eficaz es el trigger point massage. Aquí el masajista localiza puntos gatillo, pequeñas áreas hiperirritables, y los presiona de forma puntual hasta que desaparecen. El efecto suele ser rápido: menos dolor y mayor rango de movimiento en cuestión de minutos.
Para quienes no pueden acudir a un profesional todos los días, existen versiones “DIY”. Usa una pelota de tenis o una bola de masaje y rueda suavemente sobre la zona afectada, manteniendo una presión que sea incómoda pero tolerable. Repite durante 1-2 minutos, varias veces al día.
La prevención es tan importante como el tratamiento. Mantén una rutina de estiramientos al despertar y antes de entrenar; dedica al menos 5 minutos a movilizar cuello, hombros y espalda. Si pasas mucho tiempo sentado, levántate cada hora, camina unos minutos y haz rotaciones de hombros.
La hidratación también juega un papel clave: los músculos deshidratados son más propensos a tensarse. Bebe al menos 2 litros de agua al día y Consume alimentos ricos en magnesio, como nueces y espinacas, para ayudar a la relajación muscular.
Por último, cuida tu postura al usar el móvil o la computadora. Usa soportes ergonómicos y ajusta la altura de tu silla para que tus pies estén firmes en el suelo y tus codos formen ángulos de 90 grados.
En resumen, una contractura no tiene que ser una sentencia de dolor permanente. Con masajes adecuados, auto‑masaje regular y hábitos saludables, puedes recuperar la movilidad y evitar que vuelva a aparecer. Prueba una de estas técnicas hoy mismo y siente la diferencia.